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C/ Bisbe Panyelles, 19,  2º 1ª 08720 Vilafranca del Penedés Barcelona  Anatomía ocular. Cataratas. Córnea y superficie ocular. Glaucoma. Retina y vítreo: Desprendimiento de vítreo posterior (moscas volantes). Roturas retinanas. Desprendimiento de retina. Retinopatía diabética. Oclusión venosa de la retina. Degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Membrana epirretiniana. Agujero macular. Uveítis. Párpados y vía lagrimal. Neurooftalmología. Pediatría. Defectos de refracción. Retina y vítreo La retina es una capa muy fina que recubre el interior del globo ocular. Es la encargada de  captar todos los estímulos luminosos que entran en el ojo, para luego enviarlos al cerebro  a través del nervio óptico. El vítreo es la sustancia gelatinosa y trasparente que ocupa el  interior del globo.  Desprendimiento de vítreo posterior (moscas volantes o  cuerpos flotantes).  El gel vítreo está unido firmemente a la retina. Cuando este gel se degenera, se puede  degenerar y licuar, originando pequeñas condensaciones que flotan en el interior del ojo y  que podrán ser percibidas como pequeñas manchas en forma de puntos, hilos o nubes que  se mueven, sobre todo al mirar sobre fondos claros.  En algunos casos, este gel se puede separar de la retina, dando lugar a un  desprendimiento del vítreo posterior. En este proceso de separación, el vítreo puede  traccionar de la retina, estimulándola, lo que se percibirá como destellos luminosos o  relámpagos. Si la tracción continúa, pueden llegar a producirse roturas o hemorragias en la  retina.  Las causas más frecuentes del desprendimiento del vítreo posterior son: la edad, la  miopía, la cirugía de cataratas, los traumatismos o las inflamaciones intraoculares.  Pese a la aparición brusca y a la preocupación que le pueda causar al paciente la  visualización de estas manchas, el desprendimiento de vítreo posterior no tiene  tratamiento específico, de manera que se recomienda aprender a convivir con ellas, ya que  con el paso del tiempo, la percepción subjetiva de los cuerpos flotantes mejora. Sólo en  algunos casos muy seleccionados se realiza una vitrectomía, una cirugía que limpiará el  interior del ojo y resolverá la visión de las manchas.  Sí hay que insistir en unos síntomas clave que deben ponernos en alerta y frente a los  cuales, el paciente debe consultar urgentemente a su oftalmólogo, como son: el aumento  de estas manchas, la aparición de destellos, la pérdida de visión o la aparición de un telón  negro, síntomas que pueden ayudar a detectar precozmente posibles complicaciones.  Roturas retinianas.  Cuando el gel vítreo tracciona de la retina lo suficiente puede provocar roturas retinianas,  bien en forma de agujero o bien en forma de desgarro con colgajo.  En ambos casos, el vítreo licuado puede pasar a través de esta rotura, situarse por detrás  de la retina, y poco a poco separarla de su localización habitual, pudiendo dar lugar a un  desprendimiento de retina.  Por este motivo, se aconseja tratarlo con fotocoagulación con láser, que consiste en  realizar pequeñas quemaduras alrededor de la rotura, que al cicatrizar, mantendrán  sellados los bordes y evitará consecuencias más graves.   Ante la aparición de cuerpos flotantes o destellos, se debe consultar inmediatamente al  oftalmólogo quien examinará el estado de la retina y valorará la necesidad de tratar  preventivamente las posibles roturas existentes.  Desprendimiento de retina.  Cuando un agujero o un desgarro retiniano pasa desapercibido, puede pasar líquido por  detrás de la retina, levantándola y originando un desprendimiento de retina. Esta retina  desprendida deja de funcionar correctamente, provocando pérdida de visión. De ahí la  importancia de tratar de forma preventiva las roturas retinianas sospechosas.  Existen determinadas situaciones que predisponen al desprendimiento de retina, como son  la miopía, un traumatismo, una cirugía ocular previa complicada, o un desprendimiento de  retina en el otro ojo.  Los síntomas que pueden hacer sospechar de un desprendimiento de retina son las moscas  volantes y los destellos, pero el más característico es la aparición de una "cortina negra",  periférica inicialmente y que poco a poco puede ir afectando la zona central de la visión.  El tratamiento es quirúrgico, y se debe intervenir cuanto antes para reposicionar la retina y  conseguir el mejor resultado visual posible, sobre todo si aún no se ha afectado la mácula,  la parte central de la retina, que condicionará el pronóstico visual.   La cirugía se realiza con anestesia local y a nivel ambulatorio, de manera que el paciente  no precisará quedarse ingresado.  Se pueden utilizar varias técnicas para recolocar la retina en su posición habitual: el  cerclaje escleral y la vitrectomía posterior, que pueden combinarse o no en función de la  gravedad del caso.  En caso de existir un agujero retiniano causante del cuadro, en el mismo acto quirúrgico se  realizará fotocoagulación láser a su alrededor para sellarlo.  El pronóstico visual es muy variable, y depende, sobre todo, de si ha existido afectación  macular.  1   2   3   4   > Inicio > Patologías oculares >